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Favorecer una buena comunicación familiar

Entrada publicada en BLOG y etiquetada comunicación diálogo familia el 15 octubre, 2015 por elena.artieda.

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Preguntarnos ¿qué es la familia? parece innecesario para cada uno de nosotros, que, de forma general, hemos nacido y nos hemos ido desarrollando en una. No obstante, encontraríamos variedad de definiciones como tal del término. Todas ellas apostarían por considerar que la familia no es únicamente un grupo de personas que comparte un espacio y unos hábitos de vida. La familia es mucho más que esto, es una comunidad donde las relaciones entre sus miembros tienen un importante carácter afectivo. Esto es, de hecho, lo que marca la diferencia respecto a otros grupos de personas. Asimismo, se trata de una organización en la que existen unas metas compartidas por todos sus miembros, dando éstas sentido de unidad al grupo, a la vez que permiten que se repartan las distintas responsabilidades entre sus componentes.

El término, más complejo de lo que muchos podrían esperar, también incluye la comunicación como elemento clave pues, de una u otra manera, nuestras interacciones con las demás personas de nuestra familia suponen una comunicación. Existen distintas formas de hacerlo y que, por consiguiente, llevan a distintos resultados tras el acto comunicativo. Destacaremos las modalidades de “informar” y “dialogar”. Cuando informamos, estamos hablando de una comunicación vertical, siendo el emisor el que tiene la palabra y la información que se transmite al receptor pretende guiar la conducta del mismo. Así, el éxito del mensaje es la obediencia del receptor (probablemente al leer estas líneas, vengan a nuestra mente situaciones en las que, efectivamente, esto ha ocurrido). Frente a ello, aparece el diálogo como forma de comunicación horizontal, en la que emisor y receptor se intercambian los papeles de forma continua. El acceso a la palabra es igual para ambos, facilitando la auténtica comunicación entre individuos. Por ello, cabe destacar la importancia de los procesos de comunicación dialógicos como aquellos que apuntan al enriquecimiento y crecimiento de las personas de nuestra familia.

En la teoría parece sencillo y lógico que, efectivamente, el diálogo es el modo de comunicación más adecuado entre miembros de la familia. Sin embargo, muchas veces, de forma más o menos consciente, caemos en un modelo de comunicación estrictamente informativo donde las órdenes y la unidireccionalidad de la conversación reinan en nuestras interacciones. Las consecuencias de este modelo pueden ser variadas pero, en general, no serán positivas. Esta forma de actuar puede minar la autoestima de nuestros hijos, fomentar su desobediencia como forma de rebelión, generar un sinfín de situaciones conflictivas y tensas, deteriorando el clima afectivo existente.  

Parece que apostar por una comunicación dialógica podría suponer un “win-win”, esto es, una comunicación en la que ambos interlocutores salen ganando.

¿Cómo fomentar un estilo dialógico de comunicación?

Las investigaciones en el área de “comunicación familiar” coinciden en destacar algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de iniciar un acto comunicativo con otra persona, en este caso, miembro de nuestra familia.

- Tratar de empatizar, intentando comprender lo que la otra persona pretende explicar. Es importante desarrollar una escucha activa, para garantizar nuestra atención y poder prestar ayuda o apoyo emocional cuando la otra persona lo requiera.

- El diálogo implica expresarse con autenticidad. Por ello, es importante reconocer los errores, pedir disculpas de forma adecuada cuando requiera al otro, y elogiar el esfuerzo de la otra persona, manteniendo un tono de voz apropiado.

- Tener en cuenta que la otra persona puede tener opiniones diferentes cuando iniciamos el diálogo. Es importante respetar los distintos puntos de vista, argumentando los propios y tratando de llegar a una solución conjunta.

- Cuidar  los gestos, posturas y todo el lenguaje no verbal, que en ocasiones parecen contradecir aquello que estamos transmitiendo de forma oral.

Si atendemos a estos aspectos, alcanzaremos un clima emocional en la familia que favorecerá la comunicación entre todos.

 

Apoyo bibliográfico:

Crespo, J.M (2011). Bases para construir una comunicación positiva en la familia. Revista de Investigación en Educación, 9(2), pp. 91-98. 

Escrito por elena.artieda


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